La miel es un edulcorante delicioso producida por las abejas para su alimentación. El proceso de formar la la miel, comienza cuando las abejas van de flor en flor recogiendo el néctar con la boca en forma de trompetilla. Este néctar se mezcla con enzimas especiales en la saliva de las abejas, un proceso que se transforma en miel. Las abejas llevan de vuelta a la colmena la miel, depositándola en las células de los cuadros de las colmenas. El aleteo de sus alas proporciona la ventilación necesaria para reducir la humedad de la miel, dejándola lista para su consumo.
La miel se presenta en una gama de colores como, blanco, amarillo, rojo, marrón y casi negro. Su sabor y textura varían, dependiendo del tipo de néctar de las flores. Así las más comunes son las mieles de alfalfa, brezo, trébol y acacia también se hacer miel de las flores del tomillo y la lavanda.
La miel se ha utilizado desde la antigüedad como alimento y como medicina. La apicultura, la práctica de la apicultura para hacer miel, se remonta a 700 AC. Durante muchos años la miel era considera sagrada por su rareza y por su dulzor. Se utilizaba en ceremonias religiosas para rendir homenaje a los dioses y para embalsamar a los muertos. La miel también se usaba para fines medicionales y cosméticos. Durante muchos siglos, su uso en la cocina estaba reservado a los ricos, ya que la miel era muy cara.
El prestigio de la miel continúa durante siglos, hasta el descubrimiento del azúcar refinado de caña de azúcar o de la remolacha azucarera. Una vez que esta se hizo más disponible, su demanda aumentó ya que era un edulcorante más barato que la miel.
El uso generalizado del azúcar desplazó a la miel en el uso culinario, utilizandose la miel por sus propiedades medicinales y en confitería.
En nuestros días, le miel vuelve de nuevo a ser aceptada en las sociedades desarrolladas, donde se convierte por las propiedades que tiene y que se van descubriendo en un alimento funcional, imprescindible en las cocinas de los ciudadanos.
Fermín
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